miércoles, 6 de febrero de 2008

NOTAS SOBRE CULTURA MEXICANA EN EL SIGLO XX

CARLOS MONSIVAIS
En esta lectura se aborda el punto de la unidad nacional, afirmando que es la tierra firme y el salvoconducto, abarcando de manera amplia a las clases sociales, a las tendencias ideológicas, a los héroes contradictorios; además de que es el requisito para el Progreso. Pero el problema radica en que resulta difícil la búsqueda del progreso, ya que concluye en una, jamás definida, política cultural del Estado. Otro punto importante que toca es el nacionalismo, que es la doctrina o filosofía política que propugna como valores fundamentales el bienestar, la preservación de los rasgos identitarios, la independencia en todos los órdenes, la prosperidad, y la gloria y lealtad a la nación propia. Así como el modernismo que es considerado como un movimiento artístico que busca ante todo la belleza por sí misma, lo exótico, lo exquisito y el Arte como única finalidad. Lo que mas llama la atención es el hecho de que toma como referencia estos movimientos para poder relacionarlos después con los sucesos que acontecían en México durante el profiriato.
La Unidad Nacional es la tierra firme y salvoconducto: funde armoniosamente a las clases sociales, a las tendencias ideológicas, a los logros antagónicos, a los héroes opuestos o contradictorios. La Unidad Nacional es el requisito para el Progreso, la explotación del sincretismo como garantía del equilibrio político, cultural y social. La Unidad Nacional y la búsqueda del “progreso” concluyen en una jamás definida política cultural del Estado, que puede incorporar -sin demasiados juicios y prejuicios- las más encontradas tendencias e interpretaciones intelectuales y artísticas que, así impliquen una actitud radical (de izquierda o derecha, comunista o guadalupana), no representen una disidencia irreconciliable. En esta cultura intervienen, en forma casi desprovista de preocupaciones jerárquicas, las interpretaciones y traslaciones intelectuales y artísticas del sistema actual de poder y su origen armado; la ideología educativa; el panorama de la historia oficial; el modo de vida fundado en la concialición y el equilibrio ideológicos; el patrocinio moderado y caótico de las artes; el exceso pétreo y marmóreo de un arte oficial que consagra y magnifica al Estado.

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