En la década de 1920, un grupo de jóvenes poetas y artistas gráficos emprenden la construcción de Estridentópolis, una ciudad literaria. Manifiestos, relatos, artículos y entrevistas; metáforas y perspectivas innovadoras; exposiciones, revistas, libros y escándalos públicos son sus planos, sus herramientas y sus materiales de construcción.
Para la historia literaria, el movimiento inicia con un acto de voluntad: Manuel Maples Arce, un joven estudiante de leyes originario de Tuxpan, Veracruz, redacta, diseña e imprime el manifiesto Actual No.1 y lo fija, “una noche de diciembre de 1921”, en los muros de la ciudad de México.
La notoria presencia de poetas, pintores y grabadores estridentistas en Jalapa parece legitimar la juguetona iniciativa de renombrar la capital veracruzana como Estridentópolis; los enemigos políticos de los vanguardistas no comparten su sentido de humor; expresan, al contrario, su reciente preocupación por la “estridentización” de la entidad.
Pese a las referencias a otras vanguardias, el estridentismo no es su resultado ni una simple imitación de voces ya maduras o de búsquedas que se encuentran en distintos estados de constitución y difusión. Nace y se manifiesta en medio de la explosión de vanguardias europeas y latinoamericanas, donde desarrollará lo que considera su propio campo experimental.
La mirada estridentista percibe ante todo lo fragmentario, los procesos abiertos, lo indecible y lo caótico de su época.
Lo esencial del movimiento estridentista, he llegado a pensar, es la construcción de un punto de vista, de una determinada visión del mundo. El estridentismo representa una percepción de los años veinte que difiere de las historias políticas, sociales, económicas e incluso culturales y literarias.
La construcción de Estridentópolis, basada en líneas que atraviesan el movimiento vanguardista se extienden a los imaginarios sociales y culturales de la época, excede por mucho lo que se ha llamado una literatura de poco alcance y calidad, una imitación ingenua o pretenciosa de elementos futuristas, con ecos del dadaísmo.
Reparto de actores
En el estridentismo, como en muchos movimientos, confluyen orígenes, proyectos e imaginarios diversos. Ni las propuestas estéticas ni la beligerancia vanguardista se entienden a la larga, si no se trae la colación aquello que provoca el furor, la burla y el desenfado estriden-tista. Tampoco se comprende su ruidosa presencia a no ser que se relacione con la pretensión de participar en la discusión en torno a las funciones con las que debe o no cumplir el arte, en la creación de nuevas expresiones estéticas, y en la transformación de los espacios públicos. Los vínculos entre escritores, pintores, músicos y su público se entretejen con lo que se comprende vagamente como “la ciudad”,de modo que ésta se constituye en un espacio simbólico privile-giado cuyos significados rebasan un lugar donde se vive, se trabaja, y se pasea.
Un núcleo de individuos impulsan y recuperan proyectos, experimentos, propuestas y los convierten en parodias, relatos literarios, anécdotas, memoria gráfica de lo que pudo haber sido, aunque tan sólo fuera por el potencial de su imaginario.
Reparto:
Manuel Maples Arce (1898-1981) .Germán List Arzubide (1898-1998) ,Arquéeles Vela (1899-1977) ,Kyn Tanya (Luis Quintanilla, 1900-1983) ,Salvador Gallardo (1893-1981) ,Germán Cueto (1893-1975) ,Leopoldo Méndez (1902-1969) ,Fermín Revueltas (1902-1935) ,Ramón Alva de la Canal (1892-1985) ,Mabel o Janne (por cortesía, se omiten las fechas) ,Jean Charlot (1898-1979) yCarlos Noriega Hope (1896-1934)
Contenido de la Lectura
Una incursión a la literatura de vanguardia es, en México, una incursión a Estridentópolis.
En esta lectura entran componentes geométricos, nociones relacionadas con el estilo, pero también movimientos narrativos y la animación de imágenes literarias a través del espacio y el tiempo. Ello obliga a una consideración adicional, una reflexión en torno al medio, a las formas de representación, y a la mirada de quienes permiten esta representación: un movimiento constituido gráficamente es distinto a los movimientos narrativos en la literatura, los desplazamientos descritos a través de los espacios simbólicos difieren de las perspectivas y sus rupturas; y desde luego, las imágenes cinematográficas en movimiento frecuentemente aludidas no son equiparables a las imágenes literarias.
Personajes
Los procesos de construcción y de significación de un espacio no sólo se observan a través de sus delimitaciones y los objetos, líneas, planos y cuerpos que lo marcan, sino también mediante la observación de quienes lo construyen, lo habitan, y tienen presencia, es decir, observadores, narradores, personajes en todos sus estados imaginables. No para todos, el espacio en cuestión es concreto, reconocible por otros, comparable con otras experiencias y vivencias de espacio. Se relaciona con la posibilidad de él o los sujetos de constituirse como tales a partir y en función de ciertas experiencias, horizontes, expectativas, visiones y percepciones de ellos mismos.
Llama la atención que los personajes “típicamente” estridentistas no suelen tener una presencia exacta: no aparecen de cuerpo entero ni suelen tener rasgos definidos: no se les identifica por un retrato aun cuando los retratos abundan. Con frecuencia se confunden –ya sea con otros personajes, ya sea con ellos mismos en un espacio o tiempo distintos. Aparecen por momentos, siendo no más que unos cuantos fragmentos: dejan sus huellas, el humo de un cigarro, un olor a perfume, se quedan atorados en un umbral, se repiten en el tiempo como si éste no pasara ni cambiara.
El caso de las mujeres estridentistas es especial; pueden ser pareja o pareja potencial, mujer idealizada, nunca madre (no hay niños estridentistas), mujer artífice en tanto maniquí-maniquí e n diversas presentaciones que nuevamente se caracterizan por el “uso” y no por la apariencia: “modelos espirituales de mujeres” las llaman, y “se podrán ver en nuestros escaparates sentimentales”; el juego no va por el lado de la identidad, sino expresamente por lo que la cubre.
Lo que constituye el universo femenino en la obra estridentista, los objetos con los que se relacionan las mujeres, la burla a los atuendos que van con todo y ocasión y comportamiento, así como con ciertos tipos de hombres (también eso es una ironía), es un universo femenino que pese a todo no incluye ni “hogar”, ni “niños” ni “maridos”. Amantes, quizá, acompañantes. En conjunto, se trata de uno de los intentos más radicales de sacar a la mujer de sus contextos y roles históricos en la literatura mexicana del siglo XX. Lo que llama la atención es que ni siquiera tiene que luchar para lograr el abandono o la liberación de sus papeles acostumbrados: en la literatura estridentista no se hace manifiesto al proceso de esa lucha.
La urbe literaria moderna- los paradigmas
La literatura estridentista es la acción de los propios poetas de hacerse presentes en la ciudad, la representación de ellos mismos en tanto factor estridente, incómodo, escandaloso en un momento de por sí difícil en los ámbitos político, social, cultural, intelectual. “Ciudad” es el espacio donde eso se puede hacer, porque en ella se reúnen y se juntan todas esas dificultades-y dado que no tiene que ser ni la ciudad capital, ni una ciudad grande, moderna, principal, la crean como ciudad literaria. “Ciudad” es posibilidad de dirigirse a los que sufren las incomodidades y pretenden saber cómo reorganizar todo. Así las cosas, los estridentistas no describen una ciudad para que la gente la conozca, sino que escriben en torno a las posibilidades, el potencial de lo urbano para que la gente que vive en alguna ciudad, se vea a sí misma en esta ciudad.
Estridentópolis en tanto ciudad literaria no llega a ser paradigmática ni para la modernidad vislumbrada por los científicos, ni por la otra, de los políticos. Es paradigmática, cuando mucho, para los procesos de construcción, “las posibilidades, el potencial del espacio simbólico, del concepto “ciudad”. Pero hay otro elemento por el cual esta ciudad literaria moderna no es paradigmática, como muestran los espacios simbólicos analizados en Estridentópolis, por las carácterísticas de sus espacios, sus personajes, y la temporalidad, no hay soluciones, todo es siempre inalcanzable, todo regresa al punto de partida, ose transforma, o escapa,, o no se puede integrar por lo fragmentario a no ser en el imaginario de los propios personajes cuya relación con su entorno, y de éste con los horizontes, siempre están a punto de suceder.
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