domingo, 27 de enero de 2008

MÉXICO, LOS LÍMITES DE LA AUTONOMÍA DEL ESTADO

CÁRDENAS Y LA NUEVA ALIANZA
En 1934 cuando tomó la presidencia Lázaro Cárdenas todos los intereses comerciales esperaban una continuación del MAXIMATO. Los Estados Unidos y los hombres de negocios norteamericanos en México, opinaban que México era un buen lugar para hacer negocios, y que Calles seguiría controlando el país. También los hombres de negocios mexicanos creían que la orientación de los años inmediatamente anteriores continuaría con el nuevo presidente. Aproximadamente en 1930, México parecía estar embarcado en un proceso de desarrollo que tenía mucho en común con el del porfiriato. El capital extranjero seguía controlando los sectores básicos de la economía y la inversión extranjera había aumentado en la última década. El comercio mexicano estaba más estrechamente ligado con al de Estados Unidos. La naturaleza de la reforma agraria, así como los esfuerzos por controlar a los movimientos campesino y obrero, sugería que la mayoría de la población seguiría siendo excluida de la participación en los beneficios del crecimiento económico.
1934 AÑO DE TRANSICIÓN
Cárdenas veía al Estado en un papel paternalista e intervencionista de respaldo a las luchas de la clase obrera y el campesinado también sentía que el proceso de transformación de la estructura económica sólo podía lle- varse a cabo mediante la movilización de los sectores directamente afectados: los trabajadores y campesi- nos. Esta movilización no sólo permitiría que los campesinos y obreros dieran al gobierno el apoyo necesario para que éste llevara a cabo las reformas, sino que también les permitiría exigir que el gobierno cumpliera sus promesas. El plan sexenal y la campaña de Cárdenas señalaron un giro en la orientación del gobierno que a su vez provocó una respuesta en importantes sectores de la clase obrera. Durante este periodo la CGOCM organizó sindicatos y federaciones estatales; los mineros y metalúrgicos lograron formar un sindicato industrial, y hubo un resurgimiento general de los movimientos de huelga. La “alianza progresista”, que vinculaba a facciones dentro del gobierno de Cárdenas con los campesinos y obreros movilizados, parece asemejarse al “populismo” que supuestamente caracterizó a diversos países latinoamericanos durante este periodo. Son los campesinos, y no las clases propietarias agrarias, quienes vienen a formar parte de la coalición “populista” en México, y los terratenientes son los blancos explícitos de la reforma. Dentro de las limitaciones de un sistema capitalista, la coalición progresista no era una coalición vertical sino horizontal, y enfrentando a una coalición políticamente debilitado pero económicamente poderosa de capital extranjero, segmentos de la burguesía doméstica y a sus aliados dentro del Estado. Esta confrontación estaba limitada por el hecho de que el Estado al mismo tiempo establecía y mantenía las condiciones para la acumulación de capital. Las alianzas eran oscurecidas por varios elementos: conflictos entre las clases, lazos verticales entre los patronos, los funcionarios locales y sectores cooptados de la clase obrera; divisiones entre facciones dentro del Estado sobre la base de la lealtad personal más que la de la orientación ideológica e identificación de clase; y el hecho de4 que los miembros del gobierno-incluyendo al mismo Cárdenas-participaban en cierta medida en ambos juegos de alianzas.
OBJETIVOS PERSEGUIDOS POR CÁRDENAS
Las condiciones de los sectores populares-obreros y campesinos- constituía un elemento necesario en la capacidad del Estado para enfrentar al capital en ciertos sectores; aunque Cárdenas pudo haber sentido que podía controlar a las organizaciones campesinas y obreras, los efectos finales de este conflicto estaban lejos de ser seguros. Segundo, la política de Cárdenas indicaba un deseo de ir más allá de la retórica y de experimentar con formas no capitalistas y casi finalmente, la política del gobierno de Cárdenas se basaba en el supuesto de que si bien el capitalismo era necesario para el desarrollo de México, podía ser controlado y regulado por el Estado. Los discursos de Cárdenas aludían frecuentemente a un Estado por encima de las clases y que tenía que controlar al capital así como a los trabajadores para asegurar el desarrollo económico en interés de la nación. Este supuesto tenía una justificación ideológica en el reconocimiento por parte de la Constitución del papel del Estado como representante de la soberanía nacional. El gobierno de Cárdenas previó y, en unión de los obreros y campesinos movilizados, implementó, una reestructuración de la sociedad mucho más radical que la de sus predecesores o los regímenes populistas en otros países latinoamericanos. El fracaso de la política de Cárdenas en tener los efectos esperados puede explicarse por el fracaso del gobierno en comprender plenamente los límites de la autonomía estatal en el contexto de una sociedad capitalista, aún cuando fuese una sociedad que el mismo Estado había ayudado en gran medida a moldear.

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