miércoles, 30 de enero de 2008

EL MOVIMIENTO OBRERO Y LA POLÍTICA EN MÉXICO (1920-1929)

BARRY CARR
OBREGÓN Y EL MOVIMIENTO OBRERO
El problema del decenio 1920-1930


Predominaron los personajes del Norte hasta 1934 crearon, por primera vez, un estilo político verdaderamente distinto a la de la época prerrevolucionaria.
En el Norte la presencia de la Iglesia católica fue relativamente modesta, pues los grandes latifundios se hallaban casi exclusivamente en manos seculares y no existían conventos ricos ni propiedades eclesiásticas de consideración, como era el caso del sur. La falta de una fuerte tradición religiosa tuvo un efecto importante en los acontecimien-tos que sucedieron en el norte durante el siglo XIX y la primera mitad del XX, porque allí no hubo posibilidad de establecer la hacienda conservadora que, en el centro del país, se desarrolló entre la iglesia y una población indígena servil.

La historia económica del extremo norte también lo diferencia del resto de la República porque desde los primeros tiempos se caracterizo por la minería y una agricultura extensiva. La falta de disponibilidad de una fuerza de trabajo indígena y dócil, la lejanía del centro y la gran extensión de la región influyeron sobre las condiciones de trabajo, debilitándose instituciones tales como el peonaje por endeudamiento y dando origen a una manera de pensar y a un espíritu de empresa muy independientes, que se convirtió-ron en las características principales de los colonos españoles.

La dinastía sonorense, una vez que ocupó el poder, emprendió la tarea de encontrar una solución creativa para el problema de la reconstrucción del país. La coalición caudillista norteña afrontó en primer lugar el problema de la necesidad de establecer en conjunto estructuras capaces de garantizar una sucesión revolucionaria sin conclusiones.

En cuanto a los grupos que al correr del tiempo serían los verdaderos beneficiarios de la Revolución, es decir, la clase media urbana, la burocracia y los industriales, hasta ese momento seguían siendo elementos secundarios de una sociedad agrícola en la que el Estado tenía un papel mínimo. Se creó así un vacío político de carácter particular, un estado “equilibrio catastrófico que amenazó la estabilidad de los gobiernos.

En el decenio 1920-1930, los principales objetivos de la política gubernamental fueron: a)la racionalización de la agricultura en gran escala, impulsando una mayor producción con la amenaza de la reforma agraria; b)el mejoramiento de la infraestructura del transporte y de las comunicaciones; c)las ampliaciones en gran escala del sistema educativo, especialmente hacia el campo; d)la reducción del volumen del ejército y su profesionalización; e)la eliminación de los regionalismos y particularismos: y f)el intento de crear un marco para dar a los problemas político-sociales de México una solución corporativa, que en su mayor parte fue obra de Calles.

Las novedosas características de este programa no deben arrojar sombra sobre dos hechos muy importantes, o sea, la persistencia de métodos violentos para el control político y el surgimiento de una nueva clase gobernante integrado por los hombres nuevos de la Revolución, que eran generales, políticos, burócratas, líderes, obreros, etc.

El número de miembros de los sindicatos creció en el gobierno de Obregón. La CROM, sejactaba de un aumento en el número de afiliados en 1920-1924.

lunes, 28 de enero de 2008

ENSAYO REVOLUCIÓN/REBELIÓN


REVOLUCIÓN:-Cambio brusco y violento en la estructura social o política de un estado, generalmente de origen popular.
Cambio total y radical, transformación completa.

REBELIÓN.-Resistencia, oposición
Un ejemplo es la Rebelión Cristera, varios grupos se movilizaron no para exigir tierras sino para defender su religión, las bases de su cultura y forma de vida, que habían sido amenazadas por las políticas anticlericales del gobierno.

Un periodista importante que yo considero rebelde es John Reed. Él tenía una importante reputación como periodista en los EE.UU., especialmente como corresponsal de guerra, al igual que por su activismo contra la guerra mundial. Varios diarios y revistas querían publicar sus artículos, pero, “John Reed se enfrentó al dilema de la hipocresía en el seno del periodismo capitalista y la desprestigiada y desolada verdad de la prensa revolucionaria.
El fue corresponsal en la la revolución rusa, pero, no fue la primera que vio. Ya había pasado, en 1914, varios meses en México, junto al ejército de Pancho Villa, adoptando inmediatamente el punto de vista de los campesinos pobres que luchaban por su tierra. De esas experiencias salió el libro México insurgente.
John Reed nació en 1887 y desde su juventud se enfrentó al orden social existente. Mientras era estudiante de la Universidad de Harvard, (donde concurrían los hijos de las familias más adineradas de EE.UU.), organizó un club socialista. Más tarde trabajó con los fundadores de la I.W.W. (una de las organizaciones sindicales de EE.UU.). En 1913 fue encarcelado por su apoyo a la huelga de Paterson. Ese mismo año realizó una dramatización de esa huelga, que logró presentar en el Madison Square Garden.
Se opuso a la primera guerra mundial desde su comienzo. La pregunta de porqué alguien quiere pelear en esa guerra recorre algunos de los cuentos que se pueden leer en la recopilación que lleva el título de Hija de la revolución.
Cuando EE.UU. entra en la guerra, a pesar de que el patriotismo impulsado por los medios de comunicación inundaba el país, su oposición más bien aumentó. En uno de los juicios que se llevaron a cabo en contra de Reed (en este caso por haber publicado un artículo antimilitarista bajo el título de “prepara una camisa de fuerza para tu hijo soldado”, fue acusado por alta traición), “El fiscal hizo lo indecible por arrancar a los jurados patriotas un veredicto que sirviera de escarmiento; llegó incluso a situar cerca de los edificios del tribunal una banda que estuvo tocando himnos nacionales todo el tiempo que duraron las deliberaciones. Pero Reed y sus compañeros defendieron valientemente sus convicciones. Después de que Reed hubo declarado gallardamente que consideraba como su deber luchar por la transformación social bajo la bandera revolucionaria.


John Reed siempre defendió sus ideales sobre todo siempre trato de que su ayuda llegara a la clase más afectada por los problemas sociales que existían, un ejemplo México.
No le importo que lo tacharan de traidor en su propia patria con tal de que dejara de existir la desigualdad y el abuso de poder.

domingo, 27 de enero de 2008

MÉXICO, LOS LÍMITES DE LA AUTONOMÍA DEL ESTADO

CÁRDENAS Y LA NUEVA ALIANZA
En 1934 cuando tomó la presidencia Lázaro Cárdenas todos los intereses comerciales esperaban una continuación del MAXIMATO. Los Estados Unidos y los hombres de negocios norteamericanos en México, opinaban que México era un buen lugar para hacer negocios, y que Calles seguiría controlando el país. También los hombres de negocios mexicanos creían que la orientación de los años inmediatamente anteriores continuaría con el nuevo presidente. Aproximadamente en 1930, México parecía estar embarcado en un proceso de desarrollo que tenía mucho en común con el del porfiriato. El capital extranjero seguía controlando los sectores básicos de la economía y la inversión extranjera había aumentado en la última década. El comercio mexicano estaba más estrechamente ligado con al de Estados Unidos. La naturaleza de la reforma agraria, así como los esfuerzos por controlar a los movimientos campesino y obrero, sugería que la mayoría de la población seguiría siendo excluida de la participación en los beneficios del crecimiento económico.
1934 AÑO DE TRANSICIÓN
Cárdenas veía al Estado en un papel paternalista e intervencionista de respaldo a las luchas de la clase obrera y el campesinado también sentía que el proceso de transformación de la estructura económica sólo podía lle- varse a cabo mediante la movilización de los sectores directamente afectados: los trabajadores y campesi- nos. Esta movilización no sólo permitiría que los campesinos y obreros dieran al gobierno el apoyo necesario para que éste llevara a cabo las reformas, sino que también les permitiría exigir que el gobierno cumpliera sus promesas. El plan sexenal y la campaña de Cárdenas señalaron un giro en la orientación del gobierno que a su vez provocó una respuesta en importantes sectores de la clase obrera. Durante este periodo la CGOCM organizó sindicatos y federaciones estatales; los mineros y metalúrgicos lograron formar un sindicato industrial, y hubo un resurgimiento general de los movimientos de huelga. La “alianza progresista”, que vinculaba a facciones dentro del gobierno de Cárdenas con los campesinos y obreros movilizados, parece asemejarse al “populismo” que supuestamente caracterizó a diversos países latinoamericanos durante este periodo. Son los campesinos, y no las clases propietarias agrarias, quienes vienen a formar parte de la coalición “populista” en México, y los terratenientes son los blancos explícitos de la reforma. Dentro de las limitaciones de un sistema capitalista, la coalición progresista no era una coalición vertical sino horizontal, y enfrentando a una coalición políticamente debilitado pero económicamente poderosa de capital extranjero, segmentos de la burguesía doméstica y a sus aliados dentro del Estado. Esta confrontación estaba limitada por el hecho de que el Estado al mismo tiempo establecía y mantenía las condiciones para la acumulación de capital. Las alianzas eran oscurecidas por varios elementos: conflictos entre las clases, lazos verticales entre los patronos, los funcionarios locales y sectores cooptados de la clase obrera; divisiones entre facciones dentro del Estado sobre la base de la lealtad personal más que la de la orientación ideológica e identificación de clase; y el hecho de4 que los miembros del gobierno-incluyendo al mismo Cárdenas-participaban en cierta medida en ambos juegos de alianzas.
OBJETIVOS PERSEGUIDOS POR CÁRDENAS
Las condiciones de los sectores populares-obreros y campesinos- constituía un elemento necesario en la capacidad del Estado para enfrentar al capital en ciertos sectores; aunque Cárdenas pudo haber sentido que podía controlar a las organizaciones campesinas y obreras, los efectos finales de este conflicto estaban lejos de ser seguros. Segundo, la política de Cárdenas indicaba un deseo de ir más allá de la retórica y de experimentar con formas no capitalistas y casi finalmente, la política del gobierno de Cárdenas se basaba en el supuesto de que si bien el capitalismo era necesario para el desarrollo de México, podía ser controlado y regulado por el Estado. Los discursos de Cárdenas aludían frecuentemente a un Estado por encima de las clases y que tenía que controlar al capital así como a los trabajadores para asegurar el desarrollo económico en interés de la nación. Este supuesto tenía una justificación ideológica en el reconocimiento por parte de la Constitución del papel del Estado como representante de la soberanía nacional. El gobierno de Cárdenas previó y, en unión de los obreros y campesinos movilizados, implementó, una reestructuración de la sociedad mucho más radical que la de sus predecesores o los regímenes populistas en otros países latinoamericanos. El fracaso de la política de Cárdenas en tener los efectos esperados puede explicarse por el fracaso del gobierno en comprender plenamente los límites de la autonomía estatal en el contexto de una sociedad capitalista, aún cuando fuese una sociedad que el mismo Estado había ayudado en gran medida a moldear.

LA REVOLUCIÓN MEXICANA 1910-1920

JOHN WOMACK


Tres supuestos teóricos de la sociología liberal dominaron durante mucho tiempo el estudio histórico de la Revolución mexicana: la acción de las masas es consensual, intencional y redistributiva; la violencia colectiva mide la transformación estructural; y el nacionalismo reúne intereses en una división limitada del trabajo. Dicho de forma sencilla, el movimiento «del pueblo» es movimiento por «el pueblo» y para «el pueblo»; cuanto mas sangrienta sea la lucha, más profunda será la diferencia entre las formas de vida de antes y después de la lucha; y la familiaridad cría solidaridad.

La Revolución empezó a causa de un problema político, la sucesión de Porfirio Díaz, pero las masas populares de todas las regiones pronto se metieron en una lucha que iba más allá de la política, una lucha por amplias reformas económicas y sociales. El triunfo de la lucha popular hizo necesarios grandes destrozos materiales en todo el país, la ruina de la economía y un desafío total a los Estados Unidos. Y por medio de la lucha los paladines «del pueblo» se convirtieron en los líderes revolucionarios. Las condiciones económicas y sociales mejoraron de acuerdo con la política que siguieron los revolucionarios, de tal modo que la nueva sociedad se formó dentro de un marco de instituciones revolucionarias oficiales.

El punto central de esta lectura es la discusión que existe entre los historiadores si el acontecimiento que se conoce como revolución es si realmente lo fue o debe ser considerado como una rebelión. De acuerdo a este tema todavía los historiadores no se ponen de acuerdo en como llamarla.

Hablando sobre el contenido de la lectura va desde la época del porfirismo, el ascenso de Madero al poder con el fin del porfiriato hasta el gobierno de Carranza con el constitucionalismo.

Lo característico de este periodo 1910-1920 es la pelea que se da entre varios de los políticos para llegar al poder y su bienestar propio contra guerrilleros que querían que se cumpliera lo prometido al pueblo. Además de las condiciones económicas en que se encontraba el país, ya que con tantas guerrillas la reconstrucción fue cara.
Algo importante a mencionar es que como siempre el pueblo es el afectado además de que es utilizado por los poderosos para llegar hasta la cima.

Un acontecimiento inquietante es el telegrama de Zimerman enviado por Alemania a México durante la presidencia de Carranza ya que en este periodo estaba el conflicto de la Primera Guerra Mundial y Estados Unidos entra, Alemania quería alianza con México ya que por ser país vecino del enemigo le podría ser más fácil atacarlo, pero como sabemos esto no se dio y así crece y sigue la dependencia a ese país.

LA REVOLUCIÓN MEXICANA: ¿BURGUESA,NACIONALISTA, O SIMPLEMENTE UNA “GRAN REBELIÓN”?

ALAN KNIGT
¿Qué clase de revolución fue la Revolución Mexicana? La naturaleza de la pregunta es tal que cualquier respuesta –especialmente una respuesta breve como la presente- debe ser tentativa: pues involucra no sólo consideraciones acerca de un amplio y complejo proceso histórico (sobre el cual puede haber grandes desacuerdos empíricos), sino también la aplicación de teorías y conceptos de organización apropiados (sobre los que los supuestos a priori pueden diferir radicalmente). Por supuesto, los argumentos históricos nunca son del todo empíricos, y siempre dependen de la aplicación de teorías/conceptos/”leyes” exógenas: los modelos teóricos (el marxismo, la modernización o la teoría de la dependencia), las leyes hempelianas o –leyes que se imponen por su altisonancia- las máximas del “sentido común”.

Estado capitalista manejado por la burguesía”, México no experimentó una transformación tan dramática; en el mejor de los casos se trató de una rebelión, o de una forma de “protesta burguesa”, que sólo podía “perfeccionar y actualizar” un capitalismo preexistente.[1] Para 1910 la única revolución propiamente dicha –merecedora de ese nombre- era una revolución socialista.

La teoría general de Frank acerca de la omnipresencia del capitalismo en América Latina a partir de la Conquista.[2] La definición que Cockcroft da del capitalismo, como la de Frank, acentúa las relaciones de intercambio más que las de producción; de manera inversa, ve el feudalismo como una forma de “economía cerrada”, de un modo radicalme de Kula o Bajai.
Pero si la economía de mercado y monetaria son primordiales, Cockcroft también señala que el crecimiento está acompañado por un “desarrollo correspondiente del trabajo asalariado”, que él afirma como un hecho empírico en la sociedad porfiriana: el 80% de las fuerzas de trabajo estaban conformadas por el proletariado agrícola.[3] Así, la economía mexicana era innegablemente capitalista, antes, durante y después de la Revolución. Entonces, ¿qué es lo que logró la Revolución? “Apenas logró derrocar a Porfirio Díaz y modificar parte de la ideología de cambio social.” [4] No hubo “cambios radicales en la estructura de clases ni en las relaciones de poder entre ellas”. Sin embargo, la Revolución sí fue el producto de un conflicto de clases: de la “explosiva confrontación entre proletarios y capitalistas”. Fue, en efecto, una revolución proletario/socialista fallida, que desafió, pero no pudo vencer, a un orden burgués establecido, y que ha dejado como herencia un “intenso conflicto de clases”. La tarea del historiador (radical) consiste entonces en subrayar el papel del Movimiento Precursor (especialmente el Partido Liberal Mexicano) y asimilarlo a una tradición ininterrumpida de protesta revolucionaria que va de Flores Magón hasta Zapata y el Sindicato Petrolero de los años treinta, hasta Lucio Cabañas.

La Revolución es importante no por lo que hizo, sino por lo que no hizo (no estableció el socialismo); o por lo que, en un tiempo futuro, después de una larga “interrupción”, podría hacer todavía.




LA SENSIBILIDAD DEL MEXICANO

EZEQUIEL A. CHAVÉZ

Los individuos, varían con los pueblos, se incide a veces en el absurdo de querer trasplantar, liso y llanamente, a un país instituciones educativas, represivas o políticas que han florecido en otro, sin reflexionar en que acaso no sean aclimatables en el intelecto, en los sentimientos y en la voluntad de los pueblos a quienes se trata de mejorar, ofreciéndoles un presente tan precioso talvez, cuanto inadecuado.

Por olvidar así mismo que una institución social no es viable sino cuando está en consonancia con el grado de desenvolvimiento de las aptitudes mentales características del pueblo en que se trate de implantarlo, es por lo que a menudo se ha forjado en abstracto un sistema, para aplicarlo a un país, como se quiso hacer por los revolucionarios del glorioso año de 1789 que intentaron vaciar en el brillante molde de sus fantasías de patria francesa, sin ver que ésta, más grande aún que sus vasto ideales y diversa de ellos, no a quebrarlos, apenas se quisiera encerrarla en los mismos.

Anatomía del mexicano plantea un tema que le interesa a todas las elites o sea el positivismo.
Población mexicana desde la perspectiva o categoría de la raza.
Existe la preocupación de la clase social como homogenizar cultural, social y políticamente.

La estructura social que propone el porfirismo y continúa con el estado posrevolucionario es: indios, mestizos vulgares y mestizos superiores (se consideraban como los más inteligentes, reflexivos y se saben comportar en sociedad).

CONDICIONES DE TRABAJO EN LAS HACIENDAS DE MÉXICO

FRIEDRICH KATZ

Se han puesto de relieve dos de las muchas y profundas transformaciones que tuvieron lugar en el campo de México entre 1876 y 1910: la expropiación de las tierras comunales de las aldeas y la disminución del salario real de los trabajadores en las haciendas. Al finalizar el Porfiriato más del 95% de las aldeas comunales habían perdido sus tierras. El valor adquisitivo del jornal que recibían los trabajadores agrícolas en las haciendas disminuyó enormemente entre 1876 y 1910.

En este ensayo se discuten las variaciones regionales en estos aspectos de las condiciones de trabajo. Se pretende determinar cuán difundido e importante era el peonaje por endeudamiento en el México porfiriano, analizar las circunstancias en que se empleaba este peonaje e indagar qué otra alternativa de trabajo podía emplearse.

La expropiación en gran escala de tierras indígenas creó una nueva reserva de mano de obra. Las nuevas plantaciones, las minas, y en menor grado las industrias, tenían necesidad de trabajadores. Pero la oferta y la demanda no se concentraban en las mismas áreas. Las expropiaciones más grandes tuvieron lugar en la región más densamente poblada del centro de México; las plantaciones se desarrollaron principalmente en las tierras tropicales del sur, poco pobladas, mientras que la minería se concentró en los igualmente pocos poblados estados norteños.

En términos generales había cuatro clases de trabajadores en las haciendas mexicanas: 1) peones de residencia permanente conocidos por diversos nombres: peones acasillados, gañanes; la mayoría eran trabajadores agrícolas, pero había también vaqueros, pastores o artesanos; 2) trabajadores eventuales que labraban las tierras de la hacienda por tiempo limitado durante el año; 3) arrendatarios, y 4) medieros o aparceros.
Los peones acasillados o gañanes vivían permanentemente en la hacienda. Su ingreso provenía de manera principal de cuatro fuentes distintas. Había la pequeña parcela (pejugal) que les cedía el hacendado; una ración de maíz y a veces otros bienes que les daban anualmente de las haciendas; el derecho de apacentar animales en tierras de la hacienda, y el salario que se les pagaba por cada día de trabajo en los campos del hacendado. La importancia relativa de cada uno de estos ingresos variaba de hacienda en hacienda. Los vaqueros y pastores acasillados no tenían derecho al uso de tierras y sólo recibían alimentos, raciones y el derecho de pastoreo. Frecuentemente el peón no recibía ración, pero con un salario podía comprar maíz de la hacienda a precio inferior al del mercado.
La primera obligación de los peones era labrar las tierras del hacendado o cuidar el ganado cuando fuera necesario, pero a veces tenían que hacer trabajos domésticos y ocasionalmente se les requería para pelear por la hacienda.
A diferencia de los otros peones residentes, llamados peones acasillados, los acomodados recibían con regularidad raciones, además de una parcela. , Los 265 peones acasillados no recibían ración. En algunos casos se obligaba a todos los peones permanentes a trabajar algún tiempo sin paga.

Los llamados indios vagos. No eran residentes permanentes de aldeas indígenas libres, sino trabajadores migratorios que trabajaban parte del año en una hacienda y luego en otra, o en las minas, o encontraban algún trabajo en la ciudad.

Un tercer grupo de trabajadores vivía permanentemente en la hacienda y obtenía la parte más considerable de su ingreso de las tierras que la hacienda ponía a su disposición. Sus terrenos eran mayores que los de los peones residentes y tenían que pagar a la hacienda, en efectivo o en productos; por el uso de la tierra. Además estaban obligados a trabajar para la hacienda una parte del año. Había también medieros y arrendatarios que no estaban obligados a dar servicios a la hacienda, pero que pagaban al dueño una suma fija de dinero o una parte de la cosecha.

Los arrendatarios podían alquilar desde una pequeña parcela hasta una gran extensión o un rancho entero, había quienes tenían tierras propias además de las que alquilaban. Algunos arrendatarios y aparceros cultivaban por si mismos sus tierras, mientras que otros contrataban trabajadores.
El incremento del mercado permitió que los arrendatarios pagaran sus rentas en efectivo, en tanto que con el aumento de la mano de obra las haciendas tuvieron cada vez menos necesidad de tener medieros que podían utilizar como trabajadores eventuales en tiempo de cosecha.

En Yucatán prevalecía un innegable sistema de coerción: La mayoría de los trabajadores en las haciendas eran peones residentes permanentes llamados luceros; a cambio de un poco de tierra y, sobre todo, de agua de las fuentes de la hacienda, estaban obligados a trabajar sin compensación todos lo lunes, y generalmente estaban atados a la hacienda por deudas.

Los peones acasillados del centro de México no eran, como tan frecuentemente se dice, los más explotados y oprimidos. Gozaban, lo mismo que los vaqueros y otros trabajadores no agrícolas, de cierta seguridad y siempre podían contar con una cantidad básica de bienes y alimentos. Con frecuencia se supone que todo esto lo pagaban con la pérdida de su libertad, pero hemos demostrado que no todos los acasillados del centro de México estaban en ese caso. Brading considera que en el Bajío los acasillados formaban una elite privilegiada al lado de los trabajadores de las haciendas.

Al finalizar el siglo XVIII e inicios del XIX las condiciones laborales en México seguían dos grandes patrones: por un lado el del norte y el sur, y por otro, el del centro. Pero durante la era porfiriana el trabajo en las haciendas tomó diferentes rumbos en el sur tropical, en la mesa central y el norte del país.
Los agricultores del sur tenían varias maneras de incrementar la producción: 1) aumentando el uso de maquinaría; 2) utilizando mano de obra contratada; 3) cambiando el modo de utilizar a los trabajadores de la hacienda, y 4) aumentando el número de trabajadores procedentes de las aldeas comunales.
Las condiciones de vida y de trabajo de los peones acasillados del sur de México se asemejaban cada día más a las condiciones de los trabajadores contratados.
En los últimos años del Porfiriato la situación de los acasillados empeoró progresivamente. Al desplomarse el precio del henequén y aumentar las exigencias de la International Harvester Corporation a los henequeros yucatecos, los salarios adelantados a los trabajadores disminuyeron constantemente..

LOS OBSTÁCULOS AL DESARROLLO ECONÓMICO

JOHN COATSWORTH
El ingreso per capita así como el total bajaban hasta después de 1860. Cierta recuperación comenzó durante la República Restaurada (1867-1876), pero México no sobrepasó los niveles coloniales de ingreso hasta bien entrado el Porfiriato (1877-1910). Entre 1877 y 1910, el ingreso nacional per capita aumento a una tasa media anual de 2.3%:un desarrollo extremadamente rápido para las normas mundiales de la época, tan rápido que el ingreso per capita se duplicó, con creces, en 33 años.
En 1800 México producía más de la mitad de los bienes y servicios de los E.U.
En 1877 México sólo produjo un 2% de la producción que salía de las fábricas, granjas y depósitos del coloso del norte, y sólo 5% del total de la producción británica. El aumento de la población explica en gran parte la diferencia entre México y estas dos economías industriales.
1800 1910
México 6 millones 15 millones
E.U 5 millones 92 millones
Inglaterra 11 millones 45 milones
Estados Unidos y Brasil recibieron grandes masas de inmigrantes, en tanto que las altas tasas de fallecimiento mantenían bajo el aumento natural de la población hasta el decenio de 1930.

TRES OBSTÁCULOS principales al desarrollo económico han sido propuestos para explicar el relativo atraso de México a finales del periodo colonial: el colonialismo español, el sistema de tenencia de la tierra y la iglesia católica. Todos ellos deben rechazarse, sobre la base de la evidencia de los efectos económicos directos.
Con fines de medición, los costos del colonialismo español serán definidos como aquellas limitaciones económicas que la Independencia en realidad eliminó:
1) Limitaciones mercantilistas al comercio directo con países extranjeros, y
2) La exportación no compensada del oro y la plata extraídos por el gobierno colonial como ingresos fiscales netos.

SEGUNDO LUGAR. Sistema de tenencia de la tierra o, más precisamente, la organización de la producción agrícola mexicana en grandes haciendas.
Gran parte de las haciendas se encontraban en la meseta central, desde Oaxaca en el sur hasta San Luís Potosí en el norte.
A finales del siglo XX, la mayor disponibilidad de nuevos transportes y tecnologías de producción volvió ineficiente a la ya tradicional división del trabajo entre agricultura de hacienda y la de otro tipo. La balanza se inclinó espectacularmente a favor de las grandes haciendas. La productividad agrícola, estancada durante el medio siglo que siguió a la independencia, aumentó rápidamente cuando las haciendas se agrandaron a expensas de pueblos libres y pequeños terratenientes.

TERCER LUGAR. La Iglesia se supone que retardó el desarrollo económico de México durante el periodo colonial y, al menos durante tres décadas después de la independencia, hasta que la revolución liberal logró expropiar los bienes del clero y reducir su papel en la vida política de la nación.
La parte que hay se puede rechazar es la que atribuye importancia a las actividades estrictamente económicas de la Iglesia: 1) el diezmo 2) los préstamos hipotecarios 3) la propiedad de bienes de manos muertas.
En realidad, la Iglesia probablemente aumentó la tasa de inversión en la economía por encima de lo que habría ocurrido si los ingresos del diezmo hubiesen permanecido en manos privadas.
También se ha interpretado mal el papel de la Iglesia como principal institución bancaria del país.
El efecto principal fue la distribución. La Iglesia perdía dinero cuando prestaba fondos por debajo de la tasa de interés del mercado, aunque los receptores del crédito de la Iglesia lo ganaran. Actuaba como un moderno banco de desarrollo, gravando a los contribuyentes para subsidiar la acumulación de capital privado. La Iglesia no impuso obstáculos legales o prácticos para impedir que los receptores invirtieran en fábricas y no en haciendas o en artículos suntuarios.
La Iglesia poseía propiedades. Las haciendas parecen indicar que eran bien administradas como las que se encontraron en manos privadas. Las haciendas más grandes de la Iglesia gozaban de considerables ventajas, incluyendo una red de comunicaciones a larga distancia que hacía posible planear a la vez compras y ventas para aprovechar las condiciones de mercado en áreas bastante ispersas.

Hubo dos obstáculos principales al desarrollo económico en el México colonial que, en conjunto, explican casi toda la diferencia de productividad entre las economías mexicana y estadounidense en 1800: transportes inadecuados y una ineficiente organización económica, o sea, geografía y “feudalismo”.
Toda la economía dependía de un costoso transporte por tierra, para llevar bienes y personas.
El segundo de las dos principales obstáculos al desarrollo económico de México fue una organización económica ineficiente. Se refiere a un conjunto de medidas políticas, leyes e instituciones que ampliaron, en lugar de reducir, la brecha entre los beneficios privados y sociales de la actividad económica. Durante la época colonial y la mayor parte del siglo XIX, actividades que habrían podido contribuir al desarrollo económico nunca se emprendieron porque prometían ganancias demasiado pequeñas a los potenciales propietarios y productores. La ley o la práctica existentes iban en contra de una empresa más productiva, o de leyes y prácticas nuevas, necesarias para proteger y estimular una actividad productiva que nunca se desarrolló.

COATSWORTH
·La economía mexicana finales de 1960 empieza a mostrar una deficiencia.
·En los países latinoamericanos esta el origen de la crisis estructural económica.
·Metodología de la historia comparativa según Coatsworth es comparar el desarrollo de la economía norteamericana con el de la economía mexicana.
·Entre 1810-1821 procesos que contienen el desarrollo económico según los norteamericanos
·Las guerras entre liberales y conservadores no permiten el desarrollo económico.

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