FRANCISCO ZAPATA
es difícil hacer abstracción del proceso de desarrollo de los mercados de trabajo en México.
Una de las características más sobresalientes de la evolución de los mercados de trabajo en México fue y es la presencia de un vasto sector de trabajadores rurales y el peso consecuente que el sector agropecuario tiene en esos mercados.
A pesar de que se dieron intensas migraciones del campo a la ciudad que cambiaron la distribución sectorial de la PEA, pese a que esa migración dio lugar a una urbanización espontanea y a una redistribución espacial de la población trabajadora, y a pesar de que, a partir de la década de los cuarenta, el país comenzó a industrializarse, la población activa en los sectores agropecuarios siguió teniendo un peso importante que todavía desempeña un papel significativo en la economía del país.
Sin embargo, como lo muestran algunos estudios, dichos trabajadores no perdieron nunca totalmente sus vínculos con la actividad agrícola, ya que dejaron a sus familiares a cargo de las parcelas, o ellos mismos siguieron utilizando su tiempo libre para cultivar su tierra.
Aspectos que tienen que ver con la cuestión del empleo y que impactan fuertemente el margen de maniobra disponible para el sindicalismo mexicano.
a) los mercados de trabajo
El desequilibrio entre la oferta y la demanda es resultado de la entrada al mercado de grandes contingentes de jóvenes y de mujeres y, también de la existencia de bolsones de desempleo abierto que no siempre se reflejan en las estadísticas.
La informalización del mercado de trabajo refleja el llamado “efecto esponja” que desempeña el sector informal en coyunturas de desempleo en el sector formal.
Por último, el intenso proceso de proletarización que tuvo lugar entre 1930 y 1970 se ha estancado y ello repercute sobre las posibilidades de afiliación sindical.
b) Las remuneraciones
La dramática reducción de los salarios mínimos y de los salarios medios reales afectó negativamente la demanda global en el mercado interno. Se redujo el peso del factor trabajo en el producto nacional.
En suma, la evolución de los mercados de trabajo y de las remuneraciones demuestra que el marco estructural en el cual los sindicatos desenvuelven su acción se ha modificado a tal punto que será muy difícil que ellos definan sus demandas, como lo hicieron durante la industrialización por sustitución de importaciones.
La política laboral del gobierno mexicano está condicionada por el intenso proceso de restructuración económica que ha tenido lugar en el país desde 1982 y por la crisis de la articulación histórica que el sindicalismo ha tenido con el Estado. En ese contexto, la política laboral ha jugado un papel muy importante para dar dirección a las reformas económicas y para reformular el marco institucional de las relaciones entre el capital y y el trabajo de manera que no sea disfuncional a las políticas económicas. Dicha política ha servido para disciplinar a los sindicatos y a los empresarios en el respeto a los topes de aumento salarial establecidos por el gobierno, para frenar el conflicto sindical, para orientar los nuevos contenidos de los contratos colectivos de trabajo y también para instaurar nuevas relaciones entre empresarios y sindicatos como son las que se han implantado en la industria maquiladora existente en la frontera norte del país.
Una de las características más sobresalientes de la evolución de los mercados de trabajo en México fue y es la presencia de un vasto sector de trabajadores rurales y el peso consecuente que el sector agropecuario tiene en esos mercados.
A pesar de que se dieron intensas migraciones del campo a la ciudad que cambiaron la distribución sectorial de la PEA, pese a que esa migración dio lugar a una urbanización espontanea y a una redistribución espacial de la población trabajadora, y a pesar de que, a partir de la década de los cuarenta, el país comenzó a industrializarse, la población activa en los sectores agropecuarios siguió teniendo un peso importante que todavía desempeña un papel significativo en la economía del país.

Sin embargo, como lo muestran algunos estudios, dichos trabajadores no perdieron nunca totalmente sus vínculos con la actividad agrícola, ya que dejaron a sus familiares a cargo de las parcelas, o ellos mismos siguieron utilizando su tiempo libre para cultivar su tierra.
Aspectos que tienen que ver con la cuestión del empleo y que impactan fuertemente el margen de maniobra disponible para el sindicalismo mexicano.
a) los mercados de trabajo
El desequilibrio entre la oferta y la demanda es resultado de la entrada al mercado de grandes contingentes de jóvenes y de mujeres y, también de la existencia de bolsones de desempleo abierto que no siempre se reflejan en las estadísticas.
La informalización del mercado de trabajo refleja el llamado “efecto esponja” que desempeña el sector informal en coyunturas de desempleo en el sector formal.
Por último, el intenso proceso de proletarización que tuvo lugar entre 1930 y 1970 se ha estancado y ello repercute sobre las posibilidades de afiliación sindical.
b) Las remuneraciones
La dramática reducción de los salarios mínimos y de los salarios medios reales afectó negativamente la demanda global en el mercado interno. Se redujo el peso del factor trabajo en el producto nacional.
En suma, la evolución de los mercados de trabajo y de las remuneraciones demuestra que el marco estructural en el cual los sindicatos desenvuelven su acción se ha modificado a tal punto que será muy difícil que ellos definan sus demandas, como lo hicieron durante la industrialización por sustitución de importaciones.
La política laboral del gobierno mexicano está condicionada por el intenso proceso de restructuración económica que ha tenido lugar en el país desde 1982 y por la crisis de la articulación histórica que el sindicalismo ha tenido con el Estado. En ese contexto, la política laboral ha jugado un papel muy importante para dar dirección a las reformas económicas y para reformular el marco institucional de las relaciones entre el capital y y el trabajo de manera que no sea disfuncional a las políticas económicas. Dicha política ha servido para disciplinar a los sindicatos y a los empresarios en el respeto a los topes de aumento salarial establecidos por el gobierno, para frenar el conflicto sindical, para orientar los nuevos contenidos de los contratos colectivos de trabajo y también para instaurar nuevas relaciones entre empresarios y sindicatos como son las que se han implantado en la industria maquiladora existente en la frontera norte del país.
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